“Siendo la pelota el deporte mas identificado y que más necesita de los
númeritos, resulta inexplicable esa obstinada negativa. Por esa misma vía es
difícil conocer cuáles son los ingresos por taquilla de cada equipo, y menos aún
las entradas por sus contratos con la radio y TV, y tampoco por la venta de
cerveza. ¿Porque tanto hermetismo?.”
La respuesta es muy sencilla:
porque el béisbol profesional venezolano es un gran negocio, se gana mucho con
una relativa baja inversión.
Pero en el comentario de Díaz
Rangel, se comienza (¡por fin!) a llamar a las cosas por su nombre: contratos
por venta de cerveza, de transmisión por radio y TV y venta de entradas, es
decir que la pregunta debería ser mas bien esta: ¿Una empresa de espectáculos deportivos
profesional requiere ayuda financiera por parte del estado venezolano?. O dicho
de otra manera, ¿se puede meter en un mismo saco a empresas como la LVBP y las
organizaciones deportivas como la FVB?.
Pero del otro lado de la acera,
tenemos también a unos personajes que no ayudan mucho en la discusión, porque
ahora también el Caradura Olímpico Venezolano y sus delfines enquistados en
algunas Federaciones andan al estilo del Presidente de la LVBP objetando el
Reglamento porque ellos tampoco quieren que los controlen. Resulta ser que no
quieren que se les retenga el 10% del presupuesto de recursos que se les
asignen por el Plan Operativo Anual (que no es el Fondo nacional del Deporte) a
manera de caución, ni quieren delegar en el Ministerio del Deporte la
comercialización de ciertos eventos en los que participan las Federaciones. Ustedes
leyeron bien “comercialización”………, y por supuesto el Caradura Olímpico
Venezolano declara indignado ¡esto es inaceptable!.
Como podrán notar, la discusión
sobre el Reglamento se está haciendo en unos términos muy “bolivarianos”, pero
no en lo que se refiere a los ideales del Libertador, sino al que se refiere a
la unidad monetaria de curso legal en Venezuela………..
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